Es fin e inicio de año, y todas las personas empiezan a compartir sus objetivos anuales o las metas que planean alcanzar en este nuevo año; o, en su defecto, presumen todo lo que lograron.
Puede ser complicado o incómodo cuando nos preguntan sobre nuestros propios planes y, a la par, no poder decir lo que realmente sentimos. No sonaría bien decir: "Sobrevivir un año más, dejar de sentirme así", etc. Sabemos que, en ocasiones, el vacío o tan solo esa poca estabilidad que anhelamos es difícil de alcanzar.
Quiero recordarles que no debemos compararnos ni pensar que las metas se lograrán en un año, como nos hacen creer. Siendo sinceros, pocas personas son las que pueden lograr sus metas completamente en un periodo de tiempo determinado, y menos aun las que realmente saben cuáles son sus metas. Incluso algunos exageran o no cuentan todo lo que pasaron para poder lograrlas.
Es bueno ponerse metas personales en todos los aspectos, desde las relaciones hasta cómo nos gustaría vernos en algunos años. Lo que no debería pasar es que nos fijemos un tiempo límite y nos cerremos a ello. Mejor vamos a crear metas sin una fecha fija o la necesidad de ver qué tan rápido o lento podemos lograr un objetivo. Sobre todo, no comparar que, mientras el objetivo de alguien sea un viaje, el nuestro pueda ser levantarnos de la cama todos los días.
Recordemos celebrar nuestras propias metas, por más pequeñas que sean para otros. Para mí o para ti, créeme que decir "hoy tomé mis pastillas" o "me levanté" es algo que debe ser reconocido y, sobre todo, valorado; También el ser amables con nosotros mismos.
Cultivemos la compasión y el amor propio, reconociendo nuestro valor intrínseco más allá de cualquier meta o logro externo. Abracemos nuestro proceso, con sus altibajos, y celebremos cada pequeña victoria en el camino. Porque, al final, el mayor logro es aceptarnos y querernos tal como somos.
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